
por María del Carmen Dávila
Es el centro de su familia y de sus cuatro hijos que, a pesar de sus tiernas edades, con la energía y curiosidad que los caracteriza, ante el llamado de su padre, responden prontamente. El Dr. Luís Roberto Piñero, candidato a alcalde de San Juan por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), tiene muy buena comunicación con los pequeños. Tal vez por eso estudió pediatría o, quizás, por estudiar pediatría desarrolló esta habilidad.
Su mascota, la de los niños siempre ha sido Che, un pez beta. “Lo que pasa es que todos los peces beta que llagan a casa se llaman Che”, dice, riéndose de la incuestionable decisión de su prole.
Su esposa, Daniela Koyama, de ascendencia mejicana pero con raíces japonesas, lo acompaña en el esfuerzo de criar a esta familia y en su preocupación de la salud de las personas en el caso de ella, de la salud oral, por lo que es dentista.
Entra al campo de la política por “su deseo de servir a su pueblo. Tengo un compromiso con mi pueblo”, manifiesta muy seguro, mientras Luis Roberto, el primogénito escucha con gran seriedad, como si evaluara cada paso de su papá, cada palabra para quien sabe emularlo.
De hecho, cabe destacar que el Dr. Piñero es sobrino nieto de Jesús T. Piñero, el primer gobernador de Puerto Rico y quien, junto a Luis Muñoz Marín, tuvo en sus manos el destino político del país dentro del Partido Popular Democrático. Sin embargo, este legado histórico y político –recientemente se publicó un libre de Jesús T. Piñero, escrito por el abogado Héctor Luis Acevedo- no es el principal motivo que lo incita a servir a su país.
“Creo que tener una línea consanguínea no es tan importante como el compromiso que se tiene para trabajar. Es la responsabilidad con la sociedad en general. Mas allá de un apellido, tengo una responsabilidad porque así me educaron y porque tengo un compromiso autoimpuesto con mi pueblo y eso no tiene que ver con el apellido”, expresa el candidato mientras le llama la atención a Luis Ignacio y a Luis Jaime, los más chicos, que a cada instante nos mostraban sus ocurrencias y creatividad.
Curiosamente, establece que parte de esa visión de vida y de ese compromiso lo adquirió de su madre, Doña Sonia González, y el amor por su patria lo gestó en el pueblo de Utuado, donde acostumbraba a pasar sus vacaciones de niño.
“Este deseo es algo muy interno, pero más por la línea de mi madre, que es de Utuado, donde pasé muchas navidades en el Río Bibí. Ahí surgió mi interés por la pesca, porque están cerca el Lago Dos Bocas y el Caonillas, y por la naturaleza, aunque también por mi abuelo paterno, que me enseñó del campo, porque vivía en una finca de Corozal”, señala, rememorando aquellos tiempos que, sin duda, eran como una excursión a la diversión para un niño que vivía en una zona urbana en Cupey, “en la misma casa donde vivo con mis hijos, aunque claro, con remodelaciones porque la familia aumentó”.
Como era de suponer, la familiaridad de su vecindario ha sido de gran importancia para él, “ya que es la gente que me vio crecer, que me cuidó. Eso me agrada muchísimo y son valores que hay que preservar”, reitera, admitiendo que es un amante del arroz con habichuelas, las chuletas y la carne frita.
Uno de los pasatiempos que disfruta con los suyos es pescar en lagos.
“Nos gusta en Guajataca, Caonillas y Serrillos, en Ponce. Una de las propuestas es rehabilitar el lago Las Curias para tener un lugar de pesca recreativa”, asegura.
Para el aspirante a la poltrona de la capital, quien gusta leer obras de Angeles Mastretta y Milán Kundera, su cantante preferida es Lucecita Benítez, a quien escucharía recientemente en el Centro de Bellas Artes, con la esperanza de que ésta interpretara su canción preferida, “Raza Pura”.
“Por qué en el PIP y ni en el Partido Popular Democrático”, cuestionamos sobre su lucha política.
“Sencillo: porque creo en Puerto Rico. Soy independentista y no colonialista. Porque alguien que aspire a cosas mayores debe creer en el independentismo. Es un riesgo, pero el que triunfa, se levanta una vez más. Yo soy independentista porque creo en mi mismo”, contesta convencido.
“Luego de las elecciones, ¿continuará en la política?”, preguntamos.
“Llevo 20 años militando en el PIP. Comencé en febrero del 1988, en aquel momento haciendo mi ingreso a la juventud del partido. La única manera de retirarme es el día que Puerto Rico llegue a la independencia. Mientras eso no ocurra, seguiré en los frentes en los que se me necesite”, confirma.
Como hijo único, este sanjuanero aspira ver a sus hijos crecer y a sentir que cumplió con su deber.
“Desde niño anhelé tener una familia más grande y soy de padres divorciados, por eso este sueño se vio tronchado. El sueño por cumplir es sentarme en la vejez, en un sillón, mirar a mis niños crecidos y poder decir:
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